LA COMUNICACIÓN Y PROCESOS EDUCATIVOS

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"Comunicación y Procesos Educativos" de Mercedes Charles Creel, en 
Revista Tecnología y Comunicación Educativas, del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa.  


La comunicación es indispensable para el ser humano, ya que desde que existió, buscó siempre una forma, de transmitir sus pensamientos.

En ésta lectura la autora nos muestra su perspectiva de la comunicación para abordar los procesos educativos y que a través de diferentes tipos de lenguajes que se utilizan en el aula (escolar, magisterial, el de los alumnos y el de los textos) se logra una mejor comunicación e interacción con los alumnos.
También nos dice que la escuela en compañía de la familia y la sociedad se relacionan entre sí para formar al sujeto. Pero que también los medios de comunicación son parte de la vida cotidiana del alumno.
La comunicación es fundamental en el proceso de aprendizaje, es una de las herramientas indispensables para la labor docente. Por eso es importante conocer los tipos de lenguaje en el aula para realizar una buena labor y así llevar a cabo una mejor comunicación con los alumnos y tener como resultado una mejor educación.

Correlacionar la educación con la comunicación ha ayudado a obtener una comprensión más amplia de los procesos educativos; esto se debe a que la comunicación constituye un campo de estudio interdisciplinario que aporta una perspectiva diferente y novedosa de algunos elementos que intervienen en los procesos educativos.


En educación intervienen multitud de prácticas que pueden ser abordadas desde el punto de vista de la comunicación. En esta plática solamente vamos a considerar las siguientes:

• La comunicación en el aula.

El espacio natural en el que se llevan a cabo los procesos de educación formal es el salón de clases. En este espacio se presentan procesos que definen acciones comunicativas entre el maestro y los alumnos.

En el salón de clases se llevan a cabo prácticas y procesos de comunicación que rebasan el simple intercambio de palabras. Esto se debe a que en el lenguaje que utilizan y en los contenidos que elaboran se ponen en juego las condiciones concretas de maestros y alumnos.


En el salón de clases confluyen, por lo menos, cuatro universos lingüísticos, que poseen su propia lógica y racionalidad:

El lenguaje escolar: Los elementos que podemos encontrar aquí son una vasta red de microlenguajes que se caracterizan por su oficialidad y abarcan desde aquellos que están contenidos en los discursos, en las disposiciones y los comunicados que provienen de las instancias que establecen las políticas educativas nacionales, hasta las características físicas del edificio escolar que, en sí mismo constituye un lenguaje material que delimita el uso de los espacios donde se lleva a cabo el aprendizaje, establece los límites materiales del comportamiento de los alumnos y de las acciones que pueden ser realizadas en su interior.

También en el lenguaje escolar encontramos los comunicados y disposiciones de la dirección y aquellos lenguajes que se encuentran contenidos en la estructura curricular y en el plan de estudios oficiales.

El lenguaje magisterial: El lenguaje magisterial es aquel que utiliza el docente en la relación pedagógica que establece tanto con los alumnos como con el objeto del conocimiento. Esto implica el uso de la palabra, entonación y lenguaje no verbal.


Por lo general, el lenguaje magisterial es el lenguaje de la autoridad. Es el profesor quien ejerce el control conversacional en el salón de clases.

También existe un vacío en cuanto a la manera cómo los docentes estructuran e interrelacionan los diversos lenguajes, cuál es la competencia lingüística, cómo refleja el lenguaje de su clase y grupo social, cómo utilizan e interrelacionan los diversos códigos lingüísticos en el proceso de enseñanza aprendizaje.

El lenguaje de los alumnos: Toma su verdadera riqueza y dimensión en este circuito no formal. Es un lenguaje espontáneo e informal que manifiesta su historia personal y social y materializa su posición en la estructura social y cultural.


Al interior del universo escolar, los alumnos aprenden el tipo de comportamiento lingüístico que de ellos se espera. En el proceso educativo los alumnos siguen la discusión que sugiere el maestro pero, muy pocas veces, tienen la posibilidad de  decir libremente lo que piensan y de decirlo a su manera.
El lenguaje de los textos: Es aquel que utilizan los diversos textos escolares y que tienen relación tanto con los contenidos que se establecen en el currículum escolar como con la disciplina a la que corresponden. Su análisis puede ser abordado desde múltiples perspectivas.

En el salón de clases confluyen, por lo menos, cuatro universos lingüísticos, los cuales pueden ser estudiados en forma aislada, pero es en el interjuego de los mismos donde realmente se produce el proceso educativo.

La comunicación en las metodologías de enseñanza

El modelo tradicional: Esta metodología supone la transferencia de información del emisor-maestro a los receptores-alumnos para lograr que estos introyecten determinados contenidos, considerados valiosos para su formación.

Este modelo tradicional toma como base la transmisión unidireccional de contenidos. El aspecto central de este proceso lo constituyen el maestro emisor y los contenidos que transmite; los alumnos tienen un papel pasivo y marginal.

La metodología tradicional conlleva un modelo de comunicación vertical y autoritario, donde no existe posibilidad alguna de intercambio de roles.

La metodología activa: Busca propiciar que el flujo de información también circule del receptor (alumnos) al emisor (maestro), para lograr mayor participación y retroalimentación por parte de los alumnos. Buscar la participación del alumno en el proceso educativo responde a un modelo que enfatiza el proceso de interacción entre las personas. Corresponde a un modelo de comunicación horizontal y dialógico, donde tanto el emisor como el receptor adquieren flexibilidad en los roles. La participación se logra cuando la acción pedagógica toma como base el diálogo, definido por Paulo Freire como exigencia existencial, como un encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado.

El diálogo deber ser entendido como un procedimiento de intercambio ordenado y sistematizado que permita la transición del sentido común no critico ni reflexivo, a un conocimiento que implique reflexión, crítica y construcción del conocimiento.

La metodología activa no puede llevarse a cabo en ambientes autoritarios en los que no se respeta al niño como sujeto. Implica un modelo que tiene como base relaciones democráticas.

Con la metodología activa se busca propiciar la participación activa de los educandos en su propio proceso educativo y formativo. Es importante no sólo enseñar contenidos sino también generar procesos y destrezas (estrategias cognoscitivas) para el autoaprendizaje. Implica, también, la valoración del niño como sujeto individual, social y cultural.

Esta metodología deber ayudar a propiciar el desarrollo de las capacidades creativas y expresivas de los alumnos. Esto se logra mediante el respeto, la valoración y el impulso a las formas de expresión propias de los niños.

La comunicación entre la escuela y el entorno social

El estudio de la comunicación  ha mostrado la importancia de las relaciones que se establecen entre la escuela y el entorno social. Esto se debe a que la escuela forma parte de una red de instituciones que está implicadas en la educación.

Vamos a considerar a la educación como un proceso a través del cual los individuos se constituyen como sujetos sociales. La educación nunca ha sido un proceso social a cargo exclusivo de una sola institución, sino que es resultado de la interrelación de varias que se entrelazan y reticulan en un complejo entramado.

Las labores y funciones de la familia, de la escuela, del grupo de amigos, de la comunidad y de los medios de comunicación, entre otros, se entretejen algunas veces en estado de armonía y otras en estado de franca confrontación para conformar a los sujetos sociales, en su conocimiento del mundo y de la sociedad, así como en la construcción de su identidad.

La escuela y la familia: El niño antes de ser alumno es hijo de familia. Es al interior de la familia donde el niño tiene el primer contacto con el mundo y donde, en un proceso paulatino, interioriza un universo cultural y valoral que va a constituirse como matriz primaria para la comprensión del mundo que lo rodea. Cuando el niño llega a la escuela ya trae consigo valores, actitudes, conductas, formas de ver el mundo y de concebirse a sí mismo, que fueron interiorizadas en el universo familiar.


Para comprender la problemática de los alumnos resulta fundamental que la escuela mantenga relaciones estrechas con la familia, para evitar, en la medida de lo posible, fuertes contradicciones entre ambas instituciones en lo que se refiere a la formación de los niños y a los valores fundamentales que transmiten.

La comunidad: La escuela es una institución inserta en una comunidad determinada, con la cual establece relaciones recíprocas. Su desarrollo depende de la comunidad en la que se inserta, a la vez que la escuela puede ser promotora del desarrollo de la propia comunidad.

Resulta de fundamental importancia que la escuela conozca y respete las normas y valores de la comunidad a la que pertenece, pero que, a la vez, se constituya en agente de cambio y de desarrollo de la misma. De esa manera la comunidad permitirá a la escuela constituirse en una fuente de satisfactores comunitarios que servirán como elementos de desarrollo para la comunidad donde está inserta, y así tendrá resultados más exitosos en cuanto a su impacto en la formación de los niños y en cuanto a su compromiso de desarrollo comunitario.

Los medios masivos de comunicación: Los medios masivos están presentes en la vida de los alumnos; tienen contacto con ellos cotidianamente y les proporcionan referentes para interpretar el mundo que los rodea, para conformar su universo valorar y para construir una identidad compartida.

La utilización de técnicas para fomentar la recepción crítica en los educandos. Aprovechar los medios en el proceso educativo requiere de un entrenamiento tanto por parte del maestro como del grupo, ya que los diversos medios de comunicación han modelado, en su público, la percepción y lectura de los mensajes. Estamos acostumbrados a consumir información de manera acrítica y sin cuestionamiento alguno sobre la veracidad o sobre la manera como se han construido los mensajes. 

El acercamiento crítico a los medios de comunicación se convierte en una premisa básica, tanto para utilizar a los medios de comunicación en el salón de clases, para producir material audiovisual, como para ser un receptor analítico y reflexivo de mensajes.










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